viernes, 13 de noviembre de 2015

Oda al abandono.


Oda al abandono


Pude libar tu ausencia
cómo quién el rocío, atrapa.
Pude ser tu Ulises
en esta melancolía que
en océano de furia,
mi sangre ahoga y mata.
Pude ser vampiro en
Irrefrenable celo,
Y copular en tus labios,
Brumosos por oleaje y nervio.
Sin embargo,
Estalló la salida,
La penumbra se adueñó
De una partida anunciada,
Y el gatillo gritó más fuerte,
En lo más abandónico, de la madrugada.
Odio esa vestimenta inerte,
Que cubre tu desnuda piel,
Te envuelve y te aqueja,
Te muestra como jamás te quise ver.
Podría decirte, tanto, tanto, este día.

¡Oh, señor del abandono!

Pero mi garganta no soporta
Respirar en tu lápida,
Entonces el acero es el protagonista,
La sangre y su cálido hedor,
Bañan tu recuerdo en la tierra.
El abandono se hace carne,
Se sellan dos muertes,
Que se rindieron antes de tiempo,
Ante la cobardía de no entregarse,

Al abandono de la vida.

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