sábado, 28 de marzo de 2015

Libertad en letras

Un poema que me salve,
uno que queme en las venas
uno que me amotine la sangre.
Un poema que en su torrente
de letras, grite la rebeldía.
Un poema que nazca del
barro, con cara sucia, espalda
ancha y manos curtidas.
Un poema, sólo uno
que me lea la mirada, que vierta
en mi pecho, las palabras
de Durruti, que me abrace
las caderas, que me siembre
para siempre la semilla libertaria.

Una flor en flor.

No me hostigues,
no me impongas,
no me grites ni marques mi piel
con tu voz y tu dinero...

I

Dame una mirada
de agua limpia,
una caricia de flores
húmedas por el rocío
o un pequeño beso
de atardecer añejo.


II

Duerme mujer,en ese silencio
atroz, en esa fosa
donde el odio del infame
y del hombre te enterró.



III

Duerme princesa
de manos trabajadoras,
de pechos negros
y leche blanca,
descansa tu piel cansada
y avioletada.
Sueña con pájaros
en tus cabellos,con dedos
que dibujan tu boca
y hombres que te quieran,
y no como esos que te agobian
cuando el sol despunta,juntan
sus ropas, dejan sus monedas
en una lata y se van a sus casas,
a marchitar a otra flor,
que despierta, aún lo aguarda.

Párpados

Se abren los párpados
con un soplido de brisa,
el cielo también
con un par de ojos, y las nubes
no ocultan las heridas
del retazo azul.
Al igual que una espina
enterrada en el pecho,
de una doncella,
no se quita con la fuerza
de mil mancebos,
sino, con la lujuria
de sus manos, 

sus pieles,

su néctar y sus fugaces besos.

Alma

¿Quién pudiera revolcarse en suspiros
y ensuciarse de permisos?
¿Quién pudiera refrescarse en las mieles
que los néctares ofrecen en los caminos?
¿Quién pudiera auscultar el pecho de algún navío
y viajar entre sus mástiles,testigos de tormentas,
aventuras y tesoros escondidos?
¿Quién pudiera en veinte parpadeos, recorrer
diez universos,cuatro galaxias y la casa
de los abuelos?
¿Quién pudiera, dime niña,guardar un sortilegio
en el alma de un volcán,enamorarse de algún ogro
y al amanecer,transformarse en pura dicha
perfumada de libros nuevos, como la mirada tuya,
cuando te abrazo, te acurruco y antes de que
el sueño te guarde,yo te leo?

Hijos

Espérame niño,ve qué hermosas alas me crecieron para a tu lado dormir y cuidar tus sueños. Espérame mi niño de músculo fuerte y pasos de aprendiz,aguarda el calor de mi corazón que sólo sabe latir por el poder de tu amor. Espérame,hijo,se que debes abandonar la tibieza del que fuera tu hogar,del que unía nuestros motores en una sóla melodía,aguarda que ya mi andar es lento pero mi ser de madre no reduce su capacidad de a sus hijos eternamente amar.

Miguel Hernández,homenaje

Letras a Miguel Hernández, en su aniversario de fallecimiento, a la edad de 31 años, un 28 de marzo de 1942.


Forjaste desde los barros
las palabras que te dieron
libertad y sustento en los
funestos días, donde el encierro
semejaba ser un monstruo
que devoraba tus horas,
tu sangre,tus recuerdos.
Supiste del olor a muerte
en los campos,fuiste niño
yuntero,fuiste poeta del
trabajador explotado, del
oído sensible, fuíste cancionero..
Miguel te llamó tu madre,
Hernández en la voz de
tu padre, surgió.
Yo te llamo poeta errante
y eterno entre las odas
que te dedicaran
tus colegas inmortales.
Sí un día la vida al pasado
me enviara,no sería a mi madre
a quién en la penumbra
pudiera divisar, sino que sería
a tu persona, sentada sobre
tus letras y entrelazando
libertarios,poemas,mientras
tu verba persiste más alla
de la ignorancia con la que
te pretendieron menguar.

Poesía intolerante

Intolerancia/intolerante
Me llaman intolerante…sí.
Y no los escucho, me hablan
de intolerancia y yo enciendo

mi verba y los dejo con sus insultos.
¿Cómo no ser intolerante
Ante el yugo del oprimido?
¿cómo fingir tolerancia
cuándo a un hermano
le cercan los caminos?
¿cómo no ser intolerante
ante el golpe del cosaco
sobre el vientre en flor
de aquellas mujeres, quienes
aguardan caricias en lugar
de maltrato y perversión.
Al igual que Severino,
intolerante soy ante los verdugos
ante su sed de sangre, que por mendrugos
han de despertar a la bestia inmunda,
han de ser hombres convertidos
en esbirros de insanos poderes y
sus egoísmos.
La intolerancia será mi bandera
ante el paso del asesino,
ante sospechas de presencias
liberticidas también.
Al igual que Simón, haré estallar
mi rabia ante la injusticia,
y a ésa justicia que me observa
con sus ojos muertos desde
su cómodo pedestal, la sacudiré
con mi intolerante proceder,
y la traeré a la realidad.
Que conozca del hombre, su padecer,
que arremeta con su misión,
que sea intolerante con quienes
a sus hijos el alma roban, la confianza
oprimen, su humanidad saquean y
su esperanza desborda
.