Cuando seduzco
a la muerte
no lo hago
con una filosa daga
de acero bendecidapor dioses del Olimpo,ni con promesas que jamás cumpliré ni con ardientes alcoholes o etílicos placeres de un minuto.Cuando quiero conquistara esa ufana mujer,le ofrezco la locura de mi pasión por ella. Las letras que mi pluma entrega a un papel inocente de mis intenciones,ajeno de la despedida que se oculta en esas incoherentes poesíasu oraciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario