Mi otoñal colaboracion
Allá van las hijas del árbol, llevan consigo anécdotas de un
año que no volverá, su padre les ha dado lo que mas deseaban, lo que todos
buscan en sueños, porque despiertos mmm… la libertad, el viento otoñal las
aleja, las empuja y las deposita en canteros, en balcones, en jardines con
niños, quienes harán con ellas nuevos juegos, y ellas se sentirán felices de
ser estrujadas entre esas manitos regordetas, les encantará oír las risitas infantiles
cada vez que crujen…ellas sienten que están cumpliendo la tarea asignada por su
padre, viajar y ser dichosas en los brazos del viento.
Llega la noche y las hojas han dado todo de sí, hora de
cerrar los ojitos, colmarse del perfume del adiós y aguardar a la próxima
temporada, donde nuevas hermanas vivirán aventuras parecidas, en el paisaje
otoñal, en brazos del destino o el viento o quien sabe que cosa, esta vez será…
Hijas del árbol, una lograda metáfora.
ResponderEliminarMuchas gracias Deminburgo, valoro tus palabras, muchas gracias,un beso.
EliminarBonita personificación de esas hojas, hijas del árbol que se van con el viento a descansar. Me ha gustado
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por tu aprecio hacia estas palabras Carmen,me gusta la idea de dar vida, en este caso a las felices hojas,un beso.
EliminarDe chica pensaba que, al caer, las hojas de los árboles se ponían tristonas añorando al resto que aún pendía de las ramas.
ResponderEliminar=)
Es un pensamiento muy adecuado, desde lo poetico,animamos objetos,y para mi las hojas sienten, por lo tanto añoran,muchas gracias preciosa,un beso.
EliminarHermoso Susana!!! Que lindo leerte, sos tan poética en tus textos.
ResponderEliminarY veo que ya manejas el blog muy bien!!!
Muchos besos.
Ay Sin,falta mucho para que maneje el blog correctamente, pero persisto jaja,gracias por tus palabras,te voy a leer en el tuyo, un beso.
EliminarCon tu brillante relato, has conseguido que un escalofrío otoñal, recorra mi cuerpo, estando en esta brillante primavera que acaba de nacer al otro lado del mar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Juan, que bueno que mis palabras provocaron una sensacion en vos,te lo agradezco,muchas gracias otra vez,un beso.
EliminarQué belleza de relato! Es un canto a la libertad, ese dejar ir, dejar ser, dejar volar.
ResponderEliminarMe puse a pensar en nuestros hijos y en esa misión que tenemos como madres/padres, de servirles de guía para luego dejalos ser y crecer con total autonomía (aunque en el fondo nos cueste el desprendernos), todo, lo resumiste en una imagen bella y otoñal, que suelta sonidos y colores.
Sencillamente precioso!
Besos!
Gaby*
Has dado en la tecla Gaby, algo de eso hay,y ese hambre de libertad que llevamos todo hicieron el resto, muchas gracis,un beso.
EliminarMuy poética tu imaginación. El texto es bellísimo.
ResponderEliminarSaludes
Muchas gracias Yessy,escribir es para mí, amar la hoja y la tinta...un beso.
EliminarMe gustó como encaraste la historia, el árbol padre y sus hojas hijas, que ven el momento de ser liberadas para vivir su vida.
ResponderEliminarLo contaste muy tiernamente.
Un beso!
El animar y darle una voz a los "objetos" es algo que siempre adoré, muchas gracias bonita,un abrazo.
Eliminaruna visiòn personisima y encantadora.
ResponderEliminarun renacer eterno...
besos
Muchisimas gracias Cass,es un gusto que te haya perecido asi,un gran abrazo.
EliminarTengo una visión ligeramente distinta. Mi visión es la de un padre que respeta tanto la libertad de sus hijos que, aún sabiendo que otorgándoles esa ansiada libertad morirán pronto sin remedio, les deja marchar. Al menos servirán de abono para sus hermanas, esas hojas verdes que nacerán en un futuro no muy lejano, tras el invierno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es como una esperanza y a la vez una experiencia dejarlas ir, gracias Pepe,un fuerte abrazo.
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